Grisel

Hola Su y Ceci:
Ante todo y bien gestalt tendré que recurrir a mi memoria emotiva porque con la otra hago agua y se nadar pero tengo frío como Marilina en Piel Naranja y...
Terminando con el delirio un poco de historia: conocí a a Ceci (parezco El Patriarca de los Pájaros), en un voluntariado de la Direccion de la Mujer, cuando yo estaba en la búsqueda, no sabía de que. No tuvimos demasiado trato y al concluir el voluntariado no nos contactamos más. Hasta que un día llegó a mi correo la invitación a sus Talleres de Mujeres aullantes o con incipientes auyiditos. Cuestión que yo estaba leyendo "Mujeres que corren con los lobos" y sentí que ese llamado me estaba rescatando de muchas cosas. Yo estaba en carne viva, (y ahora parece una propaganda de Sprayette), recién separada, habiendo dejado yo mi hogar con mis hijos dentro y mi ex marido con ellos. Todo lo culturalmente asimilado estaba siendo boicoteado por mis sentires. En el espacio del Taller encontré la sagrada oportunidad de entrar en una dinámica distinta que solo necesitaba mi esencia más genuina, sólo sentir sin pensar para dejar caer mandatos y elevar construcciones propias y adultas. Pude mediante una técnica propuesta por ustedes conectarme con mi infancia, con la posibilidad de reconstruir un momento para modoficarlo hoy y continuar mi camino sin ataduras.
Pude disfrutar del aqui y ahora con mujeres que no volvi a cruzar, pero con las que en ese mometo compartíamos sentirnos iluminadas por la certeza de reconocer, dar forma y parir a esa Vasalisa a la que hoy le falta un ojito, pero que me acompaña a todos lados y a la que pongo en mi pecho (shhh sostenida por el corpiño) cuando me avanzan dudas y temores para que me serene y me conecte con la sabiduría ancestral. Pude escuchar cuentos contados por Cecilia (cuando en realidad nunca me gustó que me leyeran) pero que en ese taller la escucha compartida y la energía que circulaba conformaban la magia de no sentirnos nunca más solas.
Y pude encontrarme por primera vez con la mirada de Susana, que aunque decía que no quería a sus pacientes como Ceci hizo eco en mi alma. y entonces esa mirada me transportó hacia la posibilidad de hacer terapia encontrándome con una mujer plena de ternura, con ojos que siempre están mirando más allá, que se ponen tensos cuando hago mal la tarea o reculo (con perdón de las dos primeras letras de la palabra), pero que sobre todo está totalmente presente en cada encuentro y permanece en mí todo el tiempo como un cuenco que toma la forma de las emociones, las reflexiones, los límites que necesito. Pero no desde el mandato sino desde el espejo que esos ojos son cuando mi alma se opaca un poquito y necesita un rápido pulido.
Las quiero, las sigo necesitando y... a aullar mi amor!!